Ya hace un año y medio cuando empezó la fiebre por el vinilo. Desde hace unos años se ha visto incrementado su venta de forma considerada y por ello todas aquellas tiendas bohemias situadas por rincones escondidos de Madrid comenzaron a subir sus precios. He llegado a ver algún que otro disco de The Who por 60 € y alguno de The Beatles por 90 €, reeditados claro, que si fuesen reliquias de primera edición puedo entender el precio.
Gracias Emile Berliner, por lo que inventaste.
Amanece. Despierto y me levanto a asearme, seguido de un buen café. Tras eso, decido abrir la tapa del tocadiscos y empiezo a buscar en mi biblioteca. Recuerdo que la tarde anterior un querido amigo mío personal decidió regalarme esta joya hecha LP que tanto tiempo llevaba detrás de ella, The River (1980). A Bruce Springsteen le tengo un cariño especial, mi familia lo escucha desde que tenía mi edad. Hasta que decidí ir a verle al Bernabéu este junio pasado. Salí del estadio con ganas de comerme el mundo y desear toda su discografía. Puede que The River sea su disco más completo, lo que sí tengo claro es que poder escuchar Hungry Heart (escrita inicialmente para The Ramones) o The River (con su demoledor comienzo tocando la armónica) a 33 rpm es uno de esos pequeños placeres que tan bien valoramos. The River habla de las calamidades económicas de los 80's y de cómo reajustar y afrontar la vida tal y como es, no según nuestro particular mundo onírico. El símbolo para los sueños futuros.
Tras el Boss, abro el precinto de otro álbum que ha venido recientemente desde el almacén de Amazon, Let's Get it On (1973) por Marvin Gaye, compositor y artista influyente de R&B y soul. Fue editado y publicado tras What's Going On del 71, y ambos discos consiguieron sepultar a Marvin al éxito. El tema que abre el disco Let's Get it On hizo que Marvin se convirtiese en un icono sexual.
A los 44 años murió asesinado por su padre.
Y por último, cierro con Johnny Cash en directo desde la prisión de San Quentin (1969).
Era el segundo álbum grabado desde una prisión tras At Folsom Prison (1968), con un éxito rotundo tras su publicación pero At San Quentin fue mejor recibido y criticado. Se extrajo el single A boy named Sue, convirtiéndose en nº1 de ventas en listas country. Pero el momento del directo fue a la hora de cantar San Quentin, escrita el día anterior hablando de la frustración y la miseria que siente un prisionero encerrado en aquella fortaleza. Debido a la sorpresa y el momento, la mayoría de los reclusos se excitaron tanto que por momentos se temió que aquello se descontrolara y se liara buena.
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